Soledad de María

El papel de la Santísima Virgen durante la vida pública de Jesús estaba oculto: su vida estaba llena de contemplación amorosa, oración y sacrificio, parte esencial de este sacrificio fue su soledad.

Pensemos así, cómo sería la vida de una viuda cuyo único hijo está está en la guerra: la angustia que siente esa madre, sabiendo que su hijo se enfrenta a una batalla muy peligrosa, la agonía que debe sentir, al saber que la muerte es inevitable, ¡qué tortura! Qué amarga soledad para una madre, cuya vida puede compararse a un camino abandonado que termina en el desierto.

Sin embargo son estos ejemplos de soledad humana son los que se comparan con la vida de la Virgen María, para ella, su hijo Jesús y su esposo, San José, lo eran todo, su esposo ya había fallecido y su único hijo la dejó para cumplir con la voluntad de su Padre. La Virgen María sabía muy bien que esto consistía en una lucha muy fuerte que terminaría en la muerte de su hijo.

“El pasado 8 de abril, catequistas, catequizandos y la comunidad de Solanda, acompañaron a María en su Soledad”

Es así como la comunidad de Solanda, acompaña a nuestra Madre del cielo, en su soledad, en su sufrimiento, que este año tuvo como tema central la familia; los catequistas junto con los catequizandos, esenificaron y vivieron cada uno de los dolores por los que pasó María en silencio, acompañaron y en cada representación de los dolores se ofreció una oración por la familia y víveres para los más necesitados.